miércoles, 23 de febrero de 2011

1.1. ¿Qué es la historia?


Luis Villoro, "El sentido de la historia", pp. 35-52

Historia ¿Para qué?

¿Cuál es el sentido de la Historia?

Un acercamiento podría ser: La historia responde al interés en conocer nuestra situación presente. Porque aunque no se lo proponga, la historia cumple una función: la de comprender el presente. Desde las épocas en que el hombre comenzó a vivir en comunidad y a utilizar un lenguaje, tuvo que crear interpretaciones conceptuales que pudieran explicarle su situación en el mundo en un momento dado.
En los pueblos primitivos el pensamiento mítico tiene a menudo un sentido genético.
Parecería que de no remitirnos a un pasado con el cual conectar nuestro presente, este resultará incomprensible, gratuito y sin sentio.
Esta función que cumlplía el mito en las sociedades primitivas la cumple la historia en las sociedades desarrolladas.
La historia quizá nazca, como lo hizo notar Marc Bloch, de lo que él llamó "ídolo de los orígenes" o "ídolo de los principios", es decir, de la tendencia a pensar que al hallar los antecedentes temporales de un proceso, descubrimos también los fundamentos que lo explican.
Por otro lado, el historiador tiene que partir de una realidad actual, nunca de una situación imaginaria. Benedetto Croce descibía así la historia: "el arte de comprender y entender inducido por los requerimientos de la vida práctica". La historia nace de las necesidades de la situación actual, que incitan a comprender el pasado por motivos prácticos.
Si nos fijamos en esta relación presente-pasado, veremos como son intereses particulares del historiador, que se originan en su coyuntura histórica concreta, los que suelen moverlo a buscar ciertos antecedentes.
Por ello es tán difícil separa en la historia lo que tiene de ciencia de lo que tiene de ideología.
Todos nuestros actos están determinados por correlaciones que rebasan nuestra individualidad y que nos conectan con grupos e instituciones sociales.
Sólo se hacen presentes en la medida en que tenemos cierta conciencia de estar realizando propósitos en común y de estar sujetos a reglas que nos ligan.
La historia, al explicar su origen, permite al individuo comprender los lazos que lo unen a su comunidad.
Al hacer comprensibles los lazos que unen a una colectividad, la historia promueve actitudes positivas hacia ella y ayuda a consolidarlas.
La historia ha sido, de hecho, después del mito, una de las formas culturales que más se han utilizado para justificar instituciones, creencias y propósitos comunitarios que pretan cohesión a grupos, clases, nacionalidades, imperios.
Ninguna actividad intelectual ha logrado mejor que la historia dar conciencia de la propia identidad a una comunidad.
Las historias nacionales "oficiales" suelen colaborar amantener el sistema de poder establecido y manejarse como instrumentos ideológicos que justifican la estructura de dominación imperante.
Por otro lado, muchas historias de minorías oprimidas han servido también para alentar su conciencia de identidad frente a los otros y mantener vivos sus anhelos libertarios.
Sin embargo, en ocasiones, revelar a través de la historia el origen "humano, demasiado humano" de creencias e instituciones puede ser el pirmer paso para dejar de acatarlas.
Una segunda respuesta sería para comprender, por sus orígenes, los vínculos que prestan cohesión a una comunidad humana y permitirle al individuo asumir una actitud consciente ante ellos.
Al igual que la filosofía, la historia puede expresar un pensamiento de reiteración y consolidación de los lazos sociales o, a la inversa, un pensamiento de ruptura y de cambio.
Tercera respuesta: No siempre expresa la historia un interés concreto en nuestro presente y en la comunidad. En ocasiones el interés es simplemente por la condición y el destino de la especie humana. La historia examina, con curiosidad, como se han relizado las distintas sociedades en las formas más disímbolas; la multiplicidad de las culturas, de los quehaceres del hombre, de sus actitudes y pasiones, el abanido entero, en suma, de las posibilidades de la vida humana se despliega ante sus ojos.
Su fin no es enunciar principios generales, leyes, regularidades sobre la vida humana, ni acuñar en tesis doctrinales una "idea del hombre". La historia muestra todo eso al tratar de revivir en su complejidad y riqueza, pedazos de vida humana. En este procedimiento está más cerca de las obras literarias que de las ciencias explicativas.
Sin embargo, la literatura abre posibilidades verosímiles pero ficticias, y la historia en cambio, solo revive situaciones reales. Ambas son intentos por comprender la condición del hombre, al través de sus posibilidades concretas de vida.
El historiador permite que cada uno de nosotros se reconozca en una colectividad que lo abarca; cada quien puede trascender entonces su vida personal hacia la comunidad de otros hombres y, en ese trascender, su vida adquiere un nuevo sentido.


Luis González, "De la múltiple utilización de la historia", pp. 55-74






1.- Villoro, Luis; "El sentido de la historia"; Historia ¿Para qué?; Siglo XXI, México, 2005, Pp. 35-52

2.- González, Luis; "De la múltiple utilización de la historia", Historia ¿Para qué?; Siglo XXI, México, 2005, pp. 55-74

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